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Luce Fabbri (colección) Español
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Entrevista de Margareth Rago a Luce Fabbri. Cita 1(1995)

Refiere un poco a su vida personal: donde nació, su infancia, los lugares que recorrió con su padre, su familia, su educación libertaria y del porqué se hizo anarquista.
Rememora algunos hechos de su vida antes de salir de Italia, analiza sucintamente algunos rasgos de la Italia pre Gran Guerra, algunas secuelas de la misma y el ambiente de la Italia pre fascista. Habla sobre el origen del fascismo y su consolidación, causas que motivaron el exilio de su familia primero, y después de ella. Evoca el periplo que vivió ella para salir de Italia y su desembarco en Uruguay (1929, Luce tenía 20 años, próxima a cumplir 21). De cómo cruzó la frontera a Suiza, gracias a un compañero anarquista amigo de su papá [Luigi Fabbri]. De su trasladó a París, de su paso a Bélgica. Rememora “cuando nosotros llegamos el movimiento ya estaba en decadencia, en Brasil, en Buenos Aires, nosotros llegamos en 1929”.

Asimismo, aborda el tema de cómo percibió y vió al movimiento anarquista en el Río de la Plata, el sindicalismo y la división del movimiento anarquista entre la USU (Unión Sindical Uruguaya) y la FORU (Federación Obrera Regional Uruguaya). De este tema dice que tanto la FORU como la USU, y sus contrapartes argentinas la USA y la FORA, eran anarcosindicalista, no así su padre Luigi Fabbri.

Recuerda las primeras veces que escuchó la historia de Enrico Malatesta, narra sus primeros recuerdos con su padre, de cómo conoció y se relacionó éste, y ella, con Malatesta. De cómo procedió Mussolini contra Errico y los anarquistas que frecuentaban a éste. Explica brevemente la visita de Malatesta a Argentina y Uruguay.

Comenta en torno a sus experiencias como profesionista (docente) y como mujer libertaria en Montevideo, así como una vista que realizó a Brasil en 1946.

Transcripción de algunos fragmentos

“… antes de que se terminara la guerra, [estalló] la Revolución rusa, entonces el entusiasmo, un nuevo mundo que se abría, y la desilusión llegó muy pronto. Mi padre fue uno de los primeros en darse cuenta de que aquello no era socialismo, que allí el dominio iba a matar al socialismo. Escribió Dictadura y Revolución en esos años, salió en el [19]22, fue el primer libro de crítica al bolchevismo desde la izquierda, salían libros y ataques en los diarios… desde los diarios burgueses y desde el punto de vista reaccionario [pero] desde la izquierda fue la primera crítica de fondo (…). Eran años en los que parecía muy cercana una revolución en Italia, el movimiento anarquista conoció un fortalecimiento y un dinamismo muy especial, se tuvo un diario durante unos años, nunca los anarquistas en Italia habían tenido prensa diaria (…) Umanità Nova (…), fue un periodo de actividad muy intensa por parte de él [Luigi Fabbri], de grandes esperanzas, después él fue uno de los primeros que empezó a vislumbrar el desastre, porque se hablaba mucho y se concretaba poco (…), él tenía razón, cuando el fascismo ganó la partida y se produjo la Marcha sobre Roma empezó un periodo sombrío, pero en Bolonia había empezado antes”.

“También en Argentina estaba la USA, los dos eran anarcosindicalistas, mi padre no era anarcosindicalistas, los dos [USU y USA] eran anarcosindicalistas pero la USU había surgido a raíz de la Revolución rusa y adherido a la Tercera internacional, ahora cuando llegamos nosotros ya estaban de vuelta [al anarquismo], estaban convencidos que había sido un paso equivocado, pero había habido una división, unas polémicas tan ásperas que había quedado una lejanía en lo personal. Se sentía la necesidad de reunificar el movimiento y mi padre fue un poco la figura neutral que ayudó… (…) [Luigi] no era anarcosindicalista porque consideraba [al sindicalismo] como un ámbito de lucha y [como] uno de los órganos de la reconstrucción social y uno de los terrenos de cambio social pero no el único. Él era partidario de la unidad sindical, no era partidario de sindicatos anarquistas, sino simplemente sindicatos obreros donde los anarquistas hacen su propaganda y tratan de que sean lo más libertarios posible, pero desde la base, así como combatía el monopolio de los sindicatos que pretendían ejercer los socialistas en otros países, él decía que los sindicatos no tienen que politizarse, tienen que llevar la lucha sindical, la lucha contra los patrones, contra la clase empresarial”.

Entrevista de Margareth Rago a Luce Fabbri. Cita 2 (1995)

Narra sus primeras experiencias en Uruguay, cómo se involucró con el movimiento anarquista de Montevideo. Evoca la nostalgia de los primeros años del exilio: “en realidad parecía que estábamos en un rincón de Italia, sólo por el idioma”. Refiere a su matrimonio con Ermacora Cressatti, anarquista italiano exiliado por el fascismo en Argentina, país del que fue expulsado tras el golpe de Estado de Uriburu.

Hace referencia a sus primeras obras, un libro de versos, El libro del destierro y La nostalgia, en italiano; después, Camisas negras, cinco conferencias impartidas en Rosario y Santa Fe, vendidas en forma de libro (Sobre el fascismo, en 1933). Habla, asimismo, de dos de sus libros sobre literatura: La poesía de Leopardi y En torno a Maquiavelo.

Refiere sobre sus profesiones: literata, historiadora y docente. Toca algunos puntos de su experiencia militante y la lucha contra el fascismo en la Italia de los 20. Relató que, durante su examen de tesis, se negó a hacer el saludo fascista. Detalla, brevemente, la fundación de la revista Estudios Sociales (Studi sociali), por parte de Luigi Fabbri, de la cual ella se haría cargo a la muerte de su padre en 1935.

Ahonda en cómo conoció y se relacionó con Simón Radowitzky y cómo el golpe de Estado de Uriburu representó un duro revés al acratismo latinoamericano: “fue tremendo, desapareció La Protesta, diario y su suplemento”.

Cuenta de la participación de las mujeres en la prensa ácrata, en específico de María Collazo de la USU, oradora y periodista. Da su opinión de la relación entre anarquismo y género. Luce, contestó, a la pregunta de que si nunca consideraron la necesidad de que las mujeres lucharan por sus reivindicaciones, que esas eran las feministas. En tal sentido profundiza en la lucha del feminismo, los cambios estructurales y el lugar que ha conquistado la mujer en la vida pública, como el derecho a votar y ser votada, el divorcio, la despenalización del aborto.

Explica que ella no vivió las dificultades experimentadas por otras mujeres anarquistas, como [Juana] Rouco Buela, aduciendo que ello dependió, en gran parte, por el contexto familiar. Rouco reconoce la falta de espacio, para las mujeres, dentro del movimiento ácrata, mientras Fabbri destaca que ella no sintió eso, pues siempre tuvo las mismas oportunidades que sus pares hombres.

Relata el impacto de la Revolución española en el Río de la Plata y la ayuda, por parte de los anarquistas al pueblo español, la cual consistió en enviar prendas, dinero y medicamentos para los milicianos. Dicha ayuda, resalta, se hizo llegar por intermedio de marineros franceses; no obstante, narra una anécdota, en la cual, durante un envío, los marineros dieron la ayuda a los comunistas y no a los anarquistas.

Transcripción de algunos fragmentos

“Iba a las reuniones, había un grupito de mujeres anarquistas y nos reunimos en el sindicato de panaderos, una vez por semana (…). En ese entonces los sindicatos organizaban cursos, había interés en abrir biblioteca, había interés en que se elevara el nivel cultural de los obreros”.

“Al año siguiente, de estar nosotros aquí, se produjo el hecho de la liberación de Simon Radowitzky en la Argentina, la gracia de Simón Radowitzky tuvo un precio, y fue salir inmediatamente del país, lo liberaron con esa condición y se vino al Uruguay. El Uruguay aceptaba a todo el mundo, el Uruguay era verdaderamente un gran país, en ese entonces, antes de Terra, en el Uruguay había una libertad que nunca más volvió en esa proporción. Así vimos llegar a este hombre un poco tímido y enseguida nos hicimos muy amigos, salíamos juntos, con Celia Destro, la hermana… los cuatro (…). Simon Radowitzky es un ruso, llegó a la Argentina a los 16 o 17 años, ya era compañero, educado en el clima ruso, era un clima más bien de terrorismo, y al poco tiempo se produjo una matanza de obreros (…) la policía disparó sobre los obreros y mató a siete u ocho. La orden fue dada por el jefe de la policía, que se llamaba Falcón, entonces este muchacho le tiró una bomba a Falcón y lo mató, y escapó a la pena de muerte por su poca edad, y lo mandaron a Ushuaia a prisión perpetua, se hizo unos 20 años de Ushuaia, sobrevivió; parece que es casi un milagro y bueno, se hicieron campañas para su liberación, se hicieron tentativas para hacerlo huir, una, casi, casi tuvo éxito, es decir huyó, pero lo capturaron cerca del penal, en Punta Arenas. En el 30 Yrigoyen, al final presionado por la opinión pública, que pedía la libertad de este hombre, que en el penal tenía una conducta excepcional rodeado de delincuentes comunes, había logrado mantenerse en una pureza casi de niño, y al mismo tiempo tenía una gran fuerza de voluntad, no se deja doblegar. La opinión pública simpatizaba con él, el presidente argentino lo liberó con la condición de que se fuera de país, y se vino al Uruguay y aquí todo mundo lo recibió muy bien, nos hicimos muy amigos, salíamos juntos. Me acuerdo que hacía poco que había venido, trabajaba y ganaba muy poco, y se aparece con tres regalitos (…) otro para Celia, otro para mí, me había traído una cartera de cuero rojo, lindísima, chiquita pero muy linda, yo le dije, pero Simon con lo que tú ganas ponerte hacer regalos así… y me responde, es que hace más de 20 años que no puedo hacer un regalo (…) [siguió militando después], sí, fue a España, combatió en España, y aquí fue preso, era un militante”.

“A Severino Di Giovanni no lo conoció directamente, no me gustaba. Pienso que, si lo suyo era anarquismo, el mío probablemente no lo es. Por la violencia, la violencia es autoridad siempre. Su concepción de cómo debe ser la lucha, por su caudillismo, en fin, bueno… detalles de su vida personal, sus hijos se morían de hambre, eso no lo puede permitir cualesquiera sean tus ideas”.

“Fue el momento culminante del anarquismo aquí en el Río de la Plata. Y después, en la Argentina vino una reacción espantosa, el alud de los refugiados en Uruguay, el movimiento aquí en Uruguay resurgió. Lunazzi, llegó Lunazzi, era el diablo Lunazzi, creo tenía 26 años, Lunazzi de La Plata, aquí hablaba en los mítines, organizaba huelgas, organizó el comité contra las dictaduras en América, con todos los refugiados que encontró aquí, de Perú, de Chile, de Paraguay (…); refugiado vino Santillán, un montón de refugiados argentinos, entonces aquí el movimiento tuvo un impulso grande, entre otros llegó mi compañero…., el que después fue mi compañero, entre los deportados porque Uriburu deportaba españoles e italianos a España e Italia, pero aquí los hacíamos bajar, [vino] Simon, [en] el primer barco que pasó con un deportado italiano, tuvimos noticias, y fue Destro, el padre de Celia, con Simon, y otros en un barquito, el Augustus (…)”.

“Yo no era [feminista]; siempre pensé que la cuestión femenina era una parte de la cuestión social y se resolvía globalmente, sólo en estos últimos tiempos he modificado un poco mi posición, porque pienso que la mujer tiene algo que aportar en el proceso de cambio, algo de género, una experiencia muy rica, de una economía no competitiva. La economía doméstica, es la economía en que los niños tienen precedencia, en que los viejos están asistidos porque son viejos, en que cada cual aporta lo que puede y consume lo que necesita, esa es la economía doméstica, una familia digamos una familia familia (…) pero aparte de eso, yo no he sido nunca feminista, y entre las compañeras aquí, y los compañeros, no he sentido que hubiera esa necesidad, la sentí en cambio entre algunas amigas, amigas de infancia, compañeras de mi hija. Inclusive he colaborado, en ese sentido, en la revista de Mujeres Libres de Madrid, por ejemplo, que me han escrito para pedirme colaboración, yo les dije que a mí me parecía que el ambiente anarquista incluía las reivindicaciones de género, que no había necesidad de hacer un feminismo anarquista, en ese entonces todavía no estaba en la posición que estoy ahora, que es un poquito modificada”.

“Yo pienso que no valía la pena, hasta hace poco [el feminismo]. Ahora, si una mujer quiere votar tiene que tener derecho. Eso, creo que es el objetivo también, luchar para que quien quiera votar tenga derecho, eso sí (…), [en torno al voto, divorcio, aborto] sin embargo, yo creo que se puede luchar para todo eso, se puede, la lucha por el divorcio no es una lucha típicamente feminista [sino anarquista, al igual que el aborto], además que la legalización implica la no penalización, entonces contra eso estamos, desde luego por eso estamos, es una libertad más. La lucha en sí, tiene mucha importancia, por el significado que tiene, por la pequeña conquista que va, aunque sean conquistas internas, aunque sean conquistas psicológicas, pero siempre son conquistas, el fin siempre queda lejos [pero siempre debe tenerse claro cuál es el fin, pues de ello depende con qué medios se llega a él], los medios son más importantes, el fin está implícito en los medios (…) [La famosa frase a la libertad se llega por los caminos de la libertad, a través de la no libertad no llegas a la libertad], porque la idea de que no importa por qué medios con tal de llegar a un fin, es lo que ha traído la dictadura, y ha traído las desvirtuación de los fines (…) [como la URSS y otros muchos ejemplo] los medios se comen a los fines (…), el camino es más importante que la meta, porque el camino es hoy, el camino es la vida, la meta está en la meta nada más y se aleja siempre”.

“Fueron tres años en que vivimos más en España que acá, con el corazón. En realidad, todo lo demás había desaparecido, cuando llegué a Barcelona, en el [19]81, me parecía casi volver a casa (…) a través de la Revolución española una había vivido esas jornadas, había leído los relatos calle por calle, fue un año, el 36, fue un año de grandes esperanzas, gran emoción, porque el 35, bueno para mí fue un año trágico, se murió mi padre en el 35, y se murió con la idea de que el nazismo iba a tener cincuenta años de vida, me dijo, tenemos 50 años de Hitler. Porque en el 35 parecía que la victoria de Alemania, todavía no estaba la guerra, pero el expansionismo de Alemania ya estaba en marcha, y era un entreguismo de todos los Estados europeos, parecía que no había resistencia en ninguna parte, fue algo tan hermoso esa resistencia de todo un pueblo, tan desinteresada, tan total, ese darse así sin pensar, verdaderamente tuve la sensación de que el fascismo no era tan poderoso como parecía, bueno en el 36 tuve la sensación de que podía ser vencido, pero ya no lo fue, pero fue una emoción tan grande, y después llegaban los boletines de la CNT-FAI con las noticias menudas, en este pueblo se ha colectivizado toda la economía (…) pero esa creatividad, capilar, eso fue, porque no es cuestión de un sistema que se establece, no, era todo un pueblo que estaba creando algo nuevo, para mí esos fueron los días más hermosos de mi vida, de toda mi vida (…). El hombre es también capaz de milagros, el problema es la perseverancia, y hubo perseverancia”.

“Fue muy amargo el mayo del 37, de cuando el golpe de Estado comunista, en que murió un amigo muy querido, Berneri. Otro amigo muy querido, uruguayo, Turró, un compañero muy bueno, fueron eliminados por los comunistas, fue un golpe muy grande a la Revolución. Entonces se empezó a ver que la derrota era casi inevitable, yo creo que la Guerra Mundial hubiera estallado mucho antes sino hubiera sido por la guerra en España, mi padre la sentía venir, ya la guerra, en el 35. Demoró, si Franco hubiera sido derrotado no estallaba la guerra, con la España revolucionaria no se atrevían, de ninguna manera se hubieran atrevido”.

Entrevista de Margareth Rago a Luce Fabbri. Cita 3 (1995)

Habla un poco sobre el grupo anarquista Comunidad del Sur, fundado en 1955; de su participación en las publicaciones anarquistas en especial de Studi Sociali; asimismo platica sobre la migración/exilio italiano en Estados Unidos y en Francia y sus relaciones con la migración/exilio en Montevideo. Ahonda en el movimiento antifascista de Estados Unidos, encabezado por los migrantes/exiliados italianos.

En torno a Studi Sociali, apunta: dicha revista se publicaba en La Protesta, pues Luigi Fabbri se lo mandaba a ese grupo a causa de que salía más barato imprimirlo en Buenos Aires que en Montevideo. Con el golpe de Estado de Uriburu, la edición de Studi se trasladó a Montevideo. Luce se hizo cargo de ella a partir de 1935 tras la muerte de su padre. La revista se enviaba a todos los grupos italianos de Argentina, Brasil, Estados Unidos, Francia y otras partes del mundo.

Sobre ese mismo tema anota que Studi Sociali recibía publicaciones de todo el orbe: de México, de Brasil, de Centroamérica, de Estados Unidos, de Francia, de Italia, etc. Detalla el proceso de elaboración de Studi e indica que ella se encargaba de su maquetación.

Menciona algunas de las influencias que recibió su padre, la muerte de éste. Relata algunos aspectos de su vida familiar, de la militancia de su padre y de su madre, Blanca Sbriccoli. Reflexiona sobre el amor libre, la educación anarquista y las experiencias comunitarias y autogestionarias en Uruguay puestas en práctica tras el final de la dictadura, en 1985.

Evoca la trágica historia de su amigo antifascista Torquato Nanni.

Elabora algunas reflexiones en torno a la democracia y el anarquismo.

Transcripción de algunos fragmentos

“En cuanto llegó aquí [Luigi Fabbri] su primera preocupación fue fundar una publicación libertaria, pero con una fuerte preocupación antifascista. En ese entonces era para todos [tener una publicación antifascista], no sólo para los anarquistas sino para todos los antifascistas, eso era lo principal. Ha habido un desplazamiento desde principios de siglo [XX], aquí en América se siente menos eso [pero] a principios de siglo [XX] todos los gobiernos [europeos] eran más o menos democráticos o pretendían serlo, entonces la reivindicación de la libertad de palabra, de prensa, de reunión, las libertades elementales eran una reivindicación corriente de todo el mundo, entonces estar contra el gobierno era estar contra un sistema más o menos democrático, después del fascismo, digamos con el fenómeno totalitario que empieza en la década del 20 ha cambiado el problema porque, Malatesta una vez nos lo dijo, el fascismo nos hace ver [apreciar] los valores de la democracia, entonces el enemigo principal pasó a ser el absolutismo, el gobierno totalitario. La reconquista de las libertades elementales empezó a ser una cosa muy importante ya no se decía luchar contra la democracia (…), cuando nosotros llegamos democracia era una mala palabra, la democracia era [sinónimo] de burguesía para los anarquistas, un poquito también para los socialistas (…) [para la izquierda] pero no para la izquierda toda, no, en fin. Los socialistas, eran revolucionarios algunos y los otros eran demócratas pero las instituciones democráticas eran el enemigo porque era el gobierno y nosotros veníamos con el espíritu un poco distinto, porque para nosotros la recuperación de la democracia en Italia y en Alemania era un primer paso para empezar a luchar de nuevo; bueno, esto creo es importante porque en la historia del anarquismo, sin embargo no se ha puesto de relieve, ha habido un cambio de tono desde la propaganda que se hacía antes del 20 y después, no es que no haya cambiado nada en lo que se refiere a los principios, digamos que ha cambiado el enemigo principal, la jerarquización”.

Entrevistas

En las numerosas citas en las que Rago entrevistó a Luce Fabbri la histórica activista anarquista relató una importante variedad de tópicos. En esta historia de vida se entrecruzan varios acontecimientos que marcaron la historia del siglo XX.
El repertorio de entrevistas se completa con varios audios con testimonios de la Comunidad del Sur, una experiencia anarquista uruguaya de la que Fabbri fue promotora.

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